Banquete enfermizo (James B.)

Puede que fuese cierto que no me encontraba nada bien y que estaba mareadísima, pero eso no le daba ningún derecho a Madame Pomfrey a dejarme en aquella enfermería sola hasta que me recuperara. Me dijo que esperara a que volviera, y si para entonces me encontraba bien me podría largar. Pero yo quería irme ya, ¡máldita enfermera!
Me levanté de la cama y noté como la cabeza me daba vueltas. No hacia falta que nadie me dijera que tenía, lo sabía perfectamente...No había desayunado nada y ahora me moría de hambre, debía tener un bajón de azúcar. Nadie se moría de aquello.
Escuché la puerta de la enfermería y vi entrar a la enfermera con una bandeja llena de macarrones. Rodé los ojos cuando la puso frente a mi y me miró con severidad.

- Comete esto y luego podrás irte.-dijo antes de desaparecer de nuevo.
- Genial, adoro comer en una enfermería sola.-dije resoplando.- Podrías haber traido agua por lo menos.

Volví a resoplar enfadada y miré mi plato de macarrones, lo cierto es que no me apetecía para nada, pero mi libertad pasaba por el hecho de que me comiera aquella comida de botica barata. Miré el plato y pinché unos cuantos llevándomelos a la boca. Realmente asquerosos. ¿Qué le hubiese costado ir al banquete y coger algo que fuera comestible?

Si esta era una broma de mal gusto, alguien iba a pagármelas y muy caro... tanto que ni muriendo en sus siguientes reencarnaciones por el resto de la eternidad podría pagar su deuda. Un mocoso me dijo que habían llevado a mi hermana a la enfermería... y ahí estaba yo, como un completo idiota, corriendo hacia la enfermería y rogando porque Lyra estuviera bien. Aunque en el fondo sabía que posiblemente mis compañeros de casa estarían en el piso de la risa, burlándose de lo "débil" que soy. Como sea, ya les enseñaría yo una lección... hay cosas con las que no se puede bromear conmigo y mi hermana es una de ellas.

Llegué a la enfermería y vi que solamente estaba una muchacha de Ravenclaw, la cual miraba con asco un plato de comida que más que comida humana, parecía la porquería que Hagrid les daba a sus bichos esos de la cola explosiva. Cuando me acerqué, vi que se trataba de Nahla y me pareció correcto acercarme a ver cómo se sentía.

- Nahla... No sabía que estabas por aquí ¿qué pasó? - y no pude evitar mirar con asco el plato de comida que ella tenía enfrente.

Seguía mirando con asco el plato de comida. Si la enfermera del demonio pensaba que yo era capaz de comerme esa porquería que seguramente procedía de las sobras de la señora Norris iba apañada. Ese plato no lo tocaba aunque me quedara encerrada en la enfermería toda mi vida.
Escuché pasos rápidos y miré extrañada hacia la puerta, no sabía quién podría ser ya que todo el mundo debía estar cenando. Esperé y un chico con túnica de Slytherin entró en la enfermería con cara de susto. Sonreí levemente cuando reconocí al chico. Solíamos tener nuestros más y nuestros menos, pero había algo en él que me llamaba la atención.

- Gracias, tú cara de asco era lo que me faltaba para negarme rotundamente a comer eso.-dije al ver su cara de asco.

Escuché la pregunta, seguramente había venido con intención de buscar a alguien, así que sería mejor que no le entretuviese mucho.

- Me mareé..dice madame Pomfrey que por no comer..-dije despreocupada.- ¿Y tú? ¿A qué viene esa cara de susto? Me gusta que te hayas pasado, pero no creo que la enfermería sea tu primera opción.

Solté una gran carcajada al escucharla hablar sobre mi cara de asco, la verdad no había pretendido ofenderla, pero es que esa cosa lucía demasiado desagradable. Es más, creo que ni siquiera Fang se lo hubiera comido y hablo en serio. Iba a disculparme cuando me dijo que se había mareado por no comer.

- Pues comer eso hará que mueras... mejor ten esto - dije mientras movía la varita y hacía que esa cosa desagradable desapareciera del plato y a continuación sacaba una barra de chocolate de mi túnica. Odio admitirlo pero el chocolate es una de mis debilidades - mejor vamos a comer comida de verdad al Gran Comedor - la invité antes de recorrer la enfermería con la mirada por última vez.

Ella se dio cuenta de que había pasado por ahí por alguna razón y me encogí de hombros - una broma de unos idiotas de mi casa... que dijeron que mi hermana estaba por aquí, pero ya me las pagarán - y de eso podían estar muy seguros - ¿qué te parece si vamos a comer algo a las cocinas? seguro ya se ha acabado lo que había en el comedor - propuse, no muy seguro de que aceptara.

Miré a James y sentí un tremendo agradecimiento cuando borró aquella cosa y masa apelmazada de mi plato y me dio una tableta de chocolate.

- Sí, soy joven para morir.-dije divertida mientras me levantaba de la cama.- Gracias James, me has salvado la vida.- le guiñé un ojo y le di un rápido beso en la mejilla.

Cogí la barra de chocolate y la abrí aliviada del sabor dulce de esta. Adoraba el chocolate, y en aquel momento era lo mejor que me podrían haber dado. Era cierto que llevaba un día sin comer, pero no iba a morir de aquello...la enfermera estaba loca.

- Bueno, eso pasa en todas las casas...quizá no tan malévolamente pero...bueno, no es que yo sea la más adecuada para opinar de una casa donde me odian.-me referí a mi sangre muggle.- Mmhhh las cocinas...seguro que esos elfos tienen comida apetitosa para una Ravenclaw muerta de hambre...-reí.- ¿Vamos?

Escuché lo que me decía con atención... jamás había pensado que los Ravenclaw también fueran clasistas, pero con todo este tema de que Voldetonto está de moda, pues hay muchos que se la toman con los hijos de muggles - vaya, así que los Slytherin no son los únicos que viven del Bullying - comenté de forma despreocupada - y yo que pensé que los Ravenclaw eran listos... no deben serlo si odian a una chica linda como tú - bueno, me había pasado un poco con ese comentario, pero era la verdad... y a veces odiaba ser tan sincero. - A mí también me odian en mi casa... por ser un traidor a la sangre y eso... pero da igual... piensa que si te odian es porque haces la diferencia y, en cierta forma, eso te hace especial - lo decía más por ella que por mí, no quería que ella se sintiera mal.

- ¡Vamos! - dije contento cuando accedió a ir conmigo a las cocinas. De hecho moría por pedirles a los elfos un buen asado de cordero, que no lo sirven desde hace casi un mes. Le tendí mi brazo para que lo cogiera y nos pusimos en marcha - eso sí... prométeme que vas a comer a tus horas, no quiero que te mueras de inanición

Reí cuando dijo el bullying de los Slytherins, lo cierto es que aquellos eran mucho peores que los de mi propia casa. Los de Ravenclaw era clasistas, pero quizá lo único que hacían era salvarse el trasero...los Slytherins me odiaban por mi sangre.

- ¿Eso es un cumplido señor Black? -dije sonriendo.- Bueno, yo tampoco entiendo cómo pueden tachar de traidores a gente como tú. Quizá porque te juntas con malas compañías como yo.-reí divertida.

Pese a lo que dijeran, yo no me avergonzaba de proceder de una familia muggle. Sonreí y miré a James cuando dijo lo de ser especial.

- Supongo que si lo miras de esa forma no está tan mal ser diferente...-dije sonriendo.- Así que deberías dejar de preocuparte por los que piensen los de tu casa Black.

Cogí mi varita y con un movimiento grácil hice aparecer una nota y una flor encima de la cama. Sonreé a James y cogí su brazo.

- No podía irme sin despedirme.- sonreí y rodé los ojos al escuchar su advertencia. Me acerqué a él y clavé mis ojos en los suyos.- Sí papá... ¿algo más o ya puedo irme a jugar?- bromeé.

Al parecer esta vez no empezaríamos con las hostilidades, lo cual estaba bastante bien... ambos teníamos un carácter un poco especial y muchas veces habíamos terminado peleando y discutiendo bastante mal.
- Un cumplido... sí, digamos que sí ¿por qué te sorprende tanto? - ¿Es que acaso soy tan cortado que el decirle linda a una chica ya hace que todos se sorprendan? ¡vaya! y yo que pensaba que era algo normal.

En fin, era posible que ella tuviera razón y que simplemente me odiaran porque yo no era discriminador con mis juntas... ¿qué más daba si eran de sangre pura o mestiza? si son buenas personas yo creo que puedo ser su amigo; por desgracia no todos piensan así. Cuando salí de mi divagación, me di cuenta que había dejado una nota para la Señora Pomfrey y esperaba que no dijera que había salido por mi culpa o esa bruja me haría un gran lío... ya no sé a quién le tengo más miedo, si a Madame Pomfrey o si a Madame Pince.

¿Me había llamado papá? la miré un segundo, totalmente descolocado pero me compuse rápidamente - sí, claro que sí... no te andes juntando con esos chicos de Slytherin... son todos unos clasistas obsesos de la pureza de sangre - dije entre risas y la abracé - no quiero que te me desmayes en el camino - me justifiqué

Reí cuando me confirmó que aquello había sido un cumplido, me había agradado que me dijera que era linda, pero lo cierto es que me agradaba aún más el saber que pese a tener algunos enfados de vez en cuando, ambos éramos capaces de estar juntos y sin pelearnos.

- Entonces gracias.-dije guiñándole el ojo.- bueeeno...n me suelen venir muchos halagos, y menos de un Slytherin.-sonreí radiante.

Cogí su brazo con más fuerza y seguí caminando tranquila, lo cierto es que siempre conseguía escabullirme de los líos, esa era la ventaja de ser una Ravenclaw. Seguí riendo cuando oí su tono bromista.

- ¿A ninguno de ellos? -fingí preocupación.- No me desmayaré...o almenos eso espero.- pensé en voz alta.

- No, a ninguno... aunque bueno, a ese chico Black sí le puedes hablar... no es tan petulante como sus compañeros de casa, él es más educadito - dije entre risas. Me encantaba poder tener esa clase de conversaciones con Nahla, ya que hacía que mi estancia en el colegio no fuera tan desagradable, al menos no con la gente que me consideraba un traidor.

- Espero que no lo hagas, o deberás volver a la enfermería y la señora Pomfrey te dará de nuevo la comida de los escregutos de Hagrid mejor aguanta un poco y comeremos delicioso en las cocinas, los elfos siempre te atienden bien - comenté con una gran sonrisa, mientras seguíamos caminando. De hecho las cocinas no quedaban muy lejos, así que pronto llegamos. Le hice cosquillas a la pera del retrato y éste se abrió dejando una abertura por la cual la ayudé a pasar - las damas primero

Sonreí cuando se excluyó del resto de los Slytherin, lo cierto es que parecía extraño que una hija de muggles como yo tuviese compañía de un Slytherin, era una combinación peculiar.

- Está bien,-dije riendo.- de hecho creo que es el único chico que vale realmente la pena en esa casa.- sonreí.

Lo cierto es que pese a que en ocasiones nos daban ganas de matarnos mutuamente otras veces James me resultaba la campañía perfecta, simpático, agradable y además...guapo.

- Antes prefiero morir que volver a comer eso.-dije con mueca de asco.- Mejor vayamos rápido a la cocina.

Aligeré el paso y arrastré al chico detrás de mi riendo un poco. finalmente llegamos al retrato y James le hizo cosquillas. Se abrió y me dejó pasar antes.

- Gracias señor Black.-dije riendo mientras entraba. De lejos divisé un pequeño elfo, me parecían realmente adorables.- Hola pequeño.-sonreí al animal.

No pude contener una carcajada cuando dijo que prefería morir a comer esamcosa horrible que la enfermera le había dado. Yo también lo hubiera preferido... hubiera preferido morir a crucios.
Una vez que estuvimos en la cocina, Nahla hizo buenas migas con los elfos, yo sonreí mientras veía como esas pequeñas criaturas nos rodeaban para averiguar qué deseábamos.

- Chicos, la señorita no ha probado bocado en todo el día, así que necesitamos algo saludable y contundente - dije en tono de orden para los elfos, que salieron corriendo murmurando que nuestros deseos eran órdenes - verás que hoy vas a comer más que en toda tu vida - intenté matar el silencio con esa frase, pero francamente no sé so lo logré.

Sonreí al elfo amablemente y después noté como la cabeza me daba vueltas. Me senté tranquilamente en una de las cajas que había en la cocina y el mareo remitió. Miré a James cuando ordenó aquello a los elfos y después miré a aquellas criaturas.

- Porfavor.-les pedía educadamente.

Sin rechistar comenzaron a cocinar. Aquellas criaturas eran realmente extraordinarias. Miré al chico con incredulidad, no era una chica que comiese mucho ya por costumbre.

- ¿A sí? -dije riendo.- Por cierto, gracias por rescatarme de la enfermería...pese a que siempre nos estemos peleando...Debo reconocer que has sido mi salvación.

Me costó un poco decirlo porque una leve timidez me acosó, pero después lo solté y me quedé mucho más tranquila, me alegraba de que hubiese sido James y no otro Slytherin el que había entrado en la enfermería.

Escuché en silencio sus palabras de agradecimiento y asentí mientras le dedicaba una sonrisa distraída - ya... es raro que un Slytherin salve el día, pero supongo que no siempre tenemos que ser los villanos de la película y podemos ser héroes aunque sea una vez - ni siquiera sé bien por qué le decía aquello, era simplemente un pensamiento en voz alta, aunque ya era demasiado tarde para callar, así que simplemente le dediqué una pequeña sonrisa de disculpa. Empezaba a hablar de más.

Silencio. Creo que ninguno sabía qué decir y por eso me atreví a preguntar algo, simplemente por curiosidad - ¿cuál es tu comida favorita? seguro los elfos te la preparan - ¡DIABLOS! odio ser tan torpe cuando estoy con una chica. Remus sí sabría qué hacer.

Sonreí cuando dijo aquello. Era cierto que los slytherin no eran precisamente los que escogerías como héroes de una película, más bien eran los malos. Pese a eso, en todas las casas había excepciones y Slytherin no iba a ser menos.

- Bueno, tengo que admitir que yo no tengo precisamente una buena experiencia con Slytherins, por eso de mis sangre.-dije sonriendo.- Pero en todas las casas hay excepciones. Si fueras igual que los demás Slytherins serías bastante aburrido.

Después miré a los elfos que trabajaban como locos. Aquellos animalitos eran tan tiernos...Volví mi mirada divertida a James al escuchar su pregunta.

- Bueno, la verdad es que adoro la lasaña...pero no hace falta...-dije amable.

Aquel era un plato muggle y los elfos estaban más acostumbrados a los platos del mundo mágico.

- Por cierto, por qué te dijeron los de tu casa que tu hermana estaba en la enfermería?

Lo que me dijo, lejos de hacerme sentir bien, me hizo sentir algo mal. No es que quisiera ser como mis compañeros de Slytherin, pero había algo bien cierto con eso de que la excepción confirma la regla. Entonces ¿por qué diablos estaba yo en Slytherin? ¿no hubiese sido más fácil que me pusieran en Gryffindor? El sombrero estaba loco y lo odiaba. - La excepción confirma la regla, Nahla - dije pensativo sin atreverme a decir más.

Mencionó la lasaña y asentí, la tía Lily preparaba una lasaña de muerte. Pero un comentario así iría fuera de tono, así que me quedé callado; y luego preguntó por Lyra y suspiré derrotado - es que se burlan de mí porque soy demasiado sobreprotector con ella... dicen que soy un débil patético porque siempre estoy cuidando de ella y que sería fácil vencerme si le hacen algo a mi hermana - murmuré - Lyra... ella es lo más importante que tengo, yo le juré a mi madre que cuidaría de mis hermanos, pero más de Lyra... y ahora que ella no está... tengo que cumplir con mi palabra - ¿por qué le decía eso? tal vez porque ella no se burlaría de mí. Lyra era la viva imagen de mi madre y tenerla cerca era como tener a mamá con nosotros. Además, Lyra era ingenua y yo no quería que nada ni nadie la lastimara, ella era tan buena que no merecía nada malo en el mundo.

Le miré y después rodé los ojos. Lo cierto es que odiaba que alguien se tomara mal algo que yo había lanzado como un cumplido. No entendía como James podía igualarse al resto de su casa.

- No seas bobo, las excepciones siempre se estudian aparte. Son dignas de prestarles más atención que a las demás.-dije sonriendo.- No deberías considerarte la confirmación, sinó la prueba de que no todos tienen que ser iguales.

Animar no era lo que mejor se me daba, pero me daba mucha rábia que James se comparara con los demás. Sabia que él nunca me llamaría sangre sucia ni me miraría con superioridad, pero parecía que él no veía eso.
Escuché lo de su madre y sonreí profunda y tiernamente. Aún no había ni siquiera superado la muerte de mamá y Luke. Llevé mi mano al collar en forma de l de mi garganta y acto seguido volví.

- Entiendo lo que dices...-dije sonriendo.- Para mi lo más importante en el mundo es mi abuela, no soportaría que le pasara nada...-dije pensativa.

Aunque teniendo en cuenta que era una mujer mayor sería inevitable llegado el momento. Además, ella tampoco había soportado la muerte de papá...

- En fin, no me hagas mucho caso...-dije sonriendo de nuevo.- Son cosas distintas.