Un año distinto

Giorgianna E. Malfoy:
"Había llegado nuevamente al colegio. Finalmente, otro año más sin tener que ser una carga para mis tíos. Yo entendía en la mayor parte del tiempo que el albergarme en una casa que no era mía no solía ser demasiado agradable para mis tíos, pero desgraciadamente yo todavía era menor de edad. Aunque vamos, debo ser sincera conmigo misma, ¿Si tuviese la mayoría de edad, sería capaz de vivir sola? Bueno, posiblemente mi independencia mental podría dar una respuesta positiva, pero la inestabilidad física de mi cuerpo no me daría la misma solución. Utilizando un poco de mi egoísmo, la verdad era que me gustaba ese lugar, había elegancia, poder y clase en ese sitio, estaba enlazado a muchos lugares que yo frecuentaba, estaba enlazado a Draco. Ay ese pequeño primo mío ... Mente excelente, porte y finalmente la herencia de una de las ramas de mi familia. ¿Podría yo encontrar a mejor compañía que la suya? Quizás no. Pero mientras tuviese oportunidad, pensaría en aprovecharla."

La ceremonia de selección fue tediosa, pero también interesante. Pudo confirmarle que muchas de las ratas que tanto aborrecía en años pasados seguían asistiendo a clases. Por Dios, ¿Que acaso no tenían otro sitio en el cual meterse? No eran demasiado talentosas, no comparadas con los integrantes de los Slytherin, no entendía por qué todavía tenían un sitio en ese colegio, si su sangre Muggle tarde o temprano les daría una mala jugada y terminarían siendo tan repugnantes como todos los demás humanos: Embarazándose de algún humanucho que les haga un güiño, doblegándose a la falta de voluntad en muchos aspectos más o confiándose de cualquier individuo. Definitívamente, el poder no era para los débiles, y le daba demasiada molestia el compartirlo con ellos.

Finalmente la ceremonia terminó, y afortunadamente pudo levantarse de su asiento al ladear sus piernas bien juntas y luego acomodar su uniforme, para encaminarse directo hacia los dormitorios, cuando frente a ella y a unos metros de distancia se topó con su primo. Una sonrisa suave y animada apareció en sus labios carentes de maquillaje pero con un tono durazno propio, y apresurando un poco su caminata llegó hasta a su distancia, quedando separada a él por quizás un par de pasos a distancia. Había bajado los brazos, así que la capa de su uniforme le cubría totalmente, haciéndola parecer una frágil niña dentro de una cobija negra, en donde sólo aparecía su cuello, cabeza, y un par de llamativos aretes en forma de cruces góticas, las cuales estaban incrustadas con topacios dorados. Su cabello estaba amarrado en un moño imperfecto, ya que dejaba caer algunos mechones a lado de su rostro. Inclinó su rostro a un costado, ahora colocando algo de complicidad a su sonrisa.- Estás serio, Draco. Tu seriedad no trae cosas buenas ... No para quien la provoca. Anda, dime ... ¿Quién es el pobre desafortunado que va a sufrir la osadía de perturbar a un Malfoy?