Tarde Lluviosa [Amelie Ivanov]

Esta no era época de lluvias, y a pesar de ello una ligera llovizna caía sobre los terrenos de Hogwarts. Al joven Scamander le gustaba el agua y la lluvia, así que salió del castillo sin nada más que su camisa blanca y su corbata verde y escarlata que lo distinguía como miembro de la casa de Slytherin. No hacía frío, por lo que la camisa la tenía arremangada hasta los codos, por completo desfajada y un par de botones desabrochados. Su corbata colgaba de su cuello ligeramente anudada. Caminaba por los jardines con las manos metidas a los bolsillos de sus pantalones. Relajándose, disfrutando de un momento a solas. La soledad era algo que le venía bien, no fingimientos, y no tener que poner buena cara ante los demás.

Llegó al patio posterior y una vez ahí se sentó en el pasto, no había nadie, seguramente todo mundo se había ido a refugiar al interior del castillo. Sonrió un poco y se dejó caer por completo al verde pasto, mientras colocaba un brazo sobre sus ojos, de aquel modo podría cerrarlos para relajarse un momento. Inspiró profundamente y llenó sus pulmones de aire fresco. Las gotitas en el rostro le producían un gran placer. Una sonrisa curvó los labios del Slytherin y se quedó ahí. Una tarde perfecta.

La soledad era algo que le sentaba bien al jove Scamander, le gustaba no tener que fingir que la gente la agradaba, siquiera que le interesaba lo que decían. La verdad es que eran contadas las personas que podían decir que Rolf Scamander les prestara atención. Sí, era un chico soberbio y algo arrogante debido a que su familia había sido muy famosa en su época. Aquello le hacía sentirse superior y no todo mundo podía aguantar ese carácter tan ególatra del joven. Quizás su mejor amigo, James Black, era quien más lo aguantaba.

Escuchó una voz muy cercana a él y suspiró, bueno, quizás no podía estar solo todo el día, pero tan siquiera la dueña de aquel saludo era una de las personas con las que Rofl podía compartir su tiempo sin tener que fingir que le agradaba, porque en serio lo hacía...aunque no confiara demasiado en ella. Se quitó el brazo del rostro y sonrió de manera amable.

- Hola, linda ¿qué haces afuera a mitad de la lluvia? - preguntó sin perder su sonrisa.