¿castigado? Debe ser un error (Hermione)

No sabía cuanto rato llevaba esperando en la puerta del despacho de la vieja de McGonagall. Aquella mujer quería matarme y yo estaba como un imbécil sentado en la puerta esperando mi castigo. Seguramente papá ya se habría enterado, cosa que siendo sinceros me daba bastante igual ya que él había sido igual o peor que yo cuando era joven.
Resoplé. Si aquella bruja no salía pronto de su despacho o me decía que entrase en unos minutos me acabaría largando y causándole otra persecución por los pasillos de Hogwarts, cosa que según mi punto de vista, ella ya estaba mayor para hacer. Miré a mi alrededor con bastante monotonía, después observé como Snape salía de su despacho y miré hacia él. Era feo, de pelo grasiento y nariz de gancho, si hubiese tenido hijos serían como pequeños cuervos. Finalmente el hombre se dio cuenta de mi presencia y me miró con cara de asco.

- Castigado otra vez ¿no Black? -dijo con superioridad.
- Sí, es una excusa para pasar el rato con Mcgonagall. -dije sonriendo.- Es más agradable que la compañía de otros profesores.
- Cuidado con sus palabras.

Y se fue. Pensé en lo estúpido que era aquel tipo, pero después negué la idea de lanzarle un hechizo, no podía gastar mi valioso tiempo con él.

La profesora McGonagall me había pedido que acudiera a su despacho después de comer para que me diera un trabajo que hacer. La verdad es que estaba bastante emocionada con la idea. Era una de las mejores alumnas de la clase y seguro que el trabajo que me mandaba sería emocionante, o al menos más de los que la profesora McGonagall solía mandar al resto de la clase.

Estaba llegando cuando vi a un muchacho sentado bajo la puerta del despacho al que yo me dirigía. ¡Cual fue mi sorpresa al ver que era Remus!
Sonreí divertida mientras exclamaba:
-¡Remus! ¿Se puede saber que haces aquí?- me agaché un poco al decir esto, para quedar más o menos a la altura de mi querido amigo Black. En realidad ya sabía la respuesta. Era lógico que le habían castigado, y viniendo de él no me extrañó mucho, pero pregunté igualmente para ver si conseguía sonsacarle destalles. Remus me caía genial y quien sabe, quizá hasta me gustase..., así que me alegré mucho de verle.

Bostecé sonoramente. Me estaba aburriendo y la vieja aquella se estaba quedando conmigo, seguramente se estaría riendo de mi o este sería su fantástico castigo. Creo que de tantas veces que me castiga ya se está quedando sin ideas.
Una voz familiar y agradable me saca de mis pensamientos de estrangulación. Levantó la mirada hacia la chica que se ha puesto delante de mi justo a mi altura. Hemione, me gustaba aquella chica, si Weasley no le estuviese rondando todo el rato...

- Hola Hermione...-dije sonriendo sin darle importancia a mi estado.- Pues pasando el rato con McGonagall, pero ella no parece querer verme.-reí.- ¿Y tú? ¿qué haces aquí señorita prefecta?

Sin perder la sonrisa en ningún momento escuché lo que me decía Remus y no pude evitar reírme con él. Cuando me llamó "señorita prefecta" me ruboricé ligeramente... Remus no era precisamente parecido a mi... En realidad éramos polos opuestos. A mi nunca me castigaban, siempre ganaba puntos para Gryffindor... Él en cambio, era el centro de todos los problemas y yo más de una vez me había visto arrastrada a ellos por seguirle. Aunque a mi no me importaba, siempre me lo pasaba genial con Él.

-Se supone que McGonagall me ha de mandar un trabajo- dije contestando a la pregunta de Remus. -Aunque al parecer se ha olvidado de nosotros - dije mientras me sentaba en el suelo junto a Remus y le miraba a los ojos, algo divertida por acabar en esa situación. -Mira, hasta parece que nos haya castigado a los dos- comenté sonriendo.

Reí cuando dijo que la vieja se había olvidado de nosotros. Que se hubiese olvidado de mi me lo creía, pero de ella lo dudaba tratándose de una chica como Hermione que conseguía ganarse a todos los profesores gracias a su inteligencia.

- De mi puede, de ti lo dudo.-dije riendo.- Creo que su castigo esta vez es pasar de mi.

Miré a mi amiga y rodé los ojos. Lo cierto es que me gustaba estar con ella pese a ser tan diferentes el uno del otro. Reí cuando dijo su último comentario y alcé una ceja.

- Tú no podrías estar castigada ni aunque te lo propusieses muy en serio Herms.-dije sonriendo.- A no ser que dejes que te malinfluencie alguien como yo.

Me pareció divertido su comentario sobre que él era una mala influencia para mí. Puse una sonrisa muy maliciosa y dije: - Quizás no me importe que me malinfluencien, al menos no alguien como tú. - le guiñé un ojo. Aquella no parecía yo, me estaba dejando llevar por aquel chico tan encantador y entonces mi lado más "enrollado" estaba saliendo a la luz.

En aquel momento deseé que la profesora McGonagall no llegara nunca, que aquel momento durara para siempre. Solo Remus y yo, divirtiéndonos. Parecía como si el tiempo se fuera a congelar. Como si tuviéramos un giratiempos para volver a revivir ese momento una y otra vez. Fue genial ver aquello así. Lástimas que estuviera tan lejos de la realidad.

Reí cuando habló de mi manera de mal influenciarla. Lo cierto es que Mcgonagall siempre me decía que era igual que mi padre y que ahora estaba sembrando su casa de gente como yo. Maldita vieja...como si yo fuera la peste...

- Me gustaría ver ese lado alocado Hermione.-dije divertido.

Después volví a resoplar. Aquella mujer ya no hacía falta que viniese, estaba bien hablando con Hermione y ahora que estaba entretenido y me gustaba, no quería que llegara la vieja loca para estropearlo.

- Creo que es mejor que aquella se haya olvidado de nosotros.-comenté riendo.

Reí ante el comentario de Remus.
- ¿Mi lado alocado? - dije haciéndome la loca. - Yo no tengo de eso... o bueno quizás si. - acabé rectificando, mientras sonreía de oreja a oreja, mirándole nuevamente a los ojos.

Me miré el reloj, ya habían pasado casi diez minutos desde que estábamos ahí. Me reí con Remus cuando me dijo que mejor que McGonagall se olvidara de nosotros.
- Pues claro, así podemos estar aquí un rato sin tener que oír su preciosísima voz - dije irónicamente. Aunque McGonagall era de mis profesores favoritos, seguía siendo una profesora, y eso la convertía en escoria.

- Bueno Remus... ¿que me cuentas? ¿que es de tu vida? - le pregunté pensando que hacía ya tiempo que no hablábamos los dos solos, o que tenía alguna noticia sobre Él. Miré a lado y lado del pasillo para asegurarme de que estábamos solos. Lo estábamos afortunadamente.

Reí cuando Hermione dijo que no tenía lado alocado o que alomejor si. Lo cierto es que estaba seguro de que lo tenía, el problema es que en ocasiones resultaba demasiado perfecta, sobretodo en clase.

- Claro que lo tienes Herms.-reí.

Escuché con cierto asombro lo que dijo de la voz de McGonagall. No esperaba que su alumna predilecta fuera a decir algo así. La miré divertido.

- Pobre McGonagall teniendo que vivir escuchando esa voz toda su vida.-dije riendo.

Miré a mi amiga y después miré hacia el techo. No sabía muy bien qué contarle ya que mi vida no había sufrido grandes cambios. James estaba un poco arisco, quizá por lo de aquella chica...pero a mi ella no me interesaba y Lyra...

- A parte de que mi hermana odia a la profesora Bennett, mi hermano está raro y mi padre desaparecido, estoy bien.-reí.- ¿tú?