No más castigos esta semana, por favor [Mark]

Martes, las diez de la mañana y yo ya llevaba seis castigos esta semana, pero ya no me sorprendía para nada, de hecho creo que ya era más una costumbre en mi vida, incluso los profesores ya no me debían decir nada, sólo con una mirada entendía que debía de salirme de la clase y entregar un reporte de lo que estaban estudiando en clase, una clase que yo no tomaba porque me distraía con demasía. En fin, ahora caminaba por los pasillos de siempre con una total despreocupación, ya me sabía ese camino como la palma de mi mano, podría recorrerlo con los ojos cerrados.

Me detuve a mitad del camino y saqué el mapa del merodeador: "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" susurré mientras apuntaba el mapa con mi varita. Esperaba poder ver el nombre de alguien conocido en la sala de castigos, en especial Harry, o Remus, o James, o Justin...claro que el nombre que esperaba con mayor ansia era el de Arcturus, a quien no veía estos últimos días. Me estaba costando demasiado soportar verlo ligando con las demás chicas de la escuela, sabía que lo hacía para que no sospecharan de nosotros, pero de todos modos era difícil para mí digerirlo.

Me sorprendí un poco el ver el nombre de Mark Rosier dentro del aula de castigos, pero una sonrisa curvó mis labios, pues aunque no me gustaba admitirlo, sentía por él una atracción que no podía contener del todo. Con mejores ánimos me dirigí al aula de castigos y entonces entré silenciosamente para que Mark no me oyera entrar. Me recargué en la puerta y lo miré con una sonrisa seductora.

- ¿Me esperabas, guapo?

Observé el rostro de Mark y no pude evitar sonreír más ampliamente al ver como negaba con la cabeza. Su pregunta del por qué no le sorprendía verme ahí no me afectó, de hecho todo mundo ya sabía que era más fácil encontrarme en el aula de castigos que en cualquier otra parte del castillo durante el horario de clases. La profesora McGonagall no estaba muy contenta con mis castigos tan rutinarios, pero parecía ser que no le molestaba tanto pues siempre salía bien de calificaciones, aunque nadie se lo imaginara tenía mi lado responsable y hacía todos mis deberes y estudiaba.

- A la que le sorprende es a mí, ¿Mark Rosier, castigado? esa sí es toda una sorpresa, ¿qué hiciste ahora? - pregunté mirándolo con una sonrisa burlona.

Él me preguntó si no me aburría estar todo el tiempo en esa aula y yo negué, la verdad eran raros los castigos que estaba sola, Arcturus y yo ya nos poníamos de acuerdo para que nos castigaran en las mismas horas para poder vernos ahí. O a veces alguno de los merodeadores me acompañaba.

- Es más divertido que estar en un salón de clases, es como tener mi propia oficina - le dije bromeando mientras me apartaba inconscientemente de él y me iba a sentar al escritorio con las piernas cruzadas.

Rodé los ojos cuando Mark dijo que hacía su ronda, eso no era un castigo, vamos eso no era un castigo, de hecho era muy divertido cuando estábamos los merodeadores castigados y nos venían a "vigilar" otros prefectos que se portaban muy bien con nosotros, excepto los de Slytherin por obvias razones. Y más cuando había serpientes castigdas por igual, ahí muchas veces algún maestro tuvo que venir para terminar con varias peleas.

- Vamos, los dos sabemos que no te castigaron, es más deberías agradecerles a los profesores que te mandaran aquí, mira que pasar una hora entera conmigo, es algo que cualquier chico desearía - dije mirándolo coqueta y guiñándole un ojo.

Él se recargó en la pared y me preguntó por qué había sido ahora y yo me alcé de hombros, la razón casi siempre era la misma, que me quedaba fantaseando en clases, al parecer había salido más distraída que nadie en mi familia, y según papá podría ganarle a mamá en ello.

- Pues, lo de siempre, me distraje demasiado en clase, el profesor Flitwick me preguntó tres veces durante la clase y no supe nada - le contesté con resignación

Mientras estaba sentada sobre el escritorio, miré a Mark con una sonrisa. Sabía que mi familia en particular tenía un gran odio por los Slytherin y en parte era un odio bien merecido, pero ahora que uno de mis hermanos pertenecía a esa casa, yo había decidido que no valía la pena tener tantos prejuicios, menos aún cuando comencé a salir con Arcturus, quien era hijo de mortífagos. Incluso al conocer a Mark aprendí que no todos los miembros de Slytherin eran malos, claro que evitaba decir aquello frente a mi padre, quien aún no podía superar todo lo que había vivido gracias a su familia.

De hecho ahora me sentía un poco más afin con la casa de las serpientes que en la mía propia. Sonreí cuando Mark dijo lo del hidromiel y yo le guiñé un ojo con coquetería y burla. La verdad yo no era de las chicas que coqueteaban con todo mundo, pero con Mark era simplemente inevitable. Además si él no siguiera mis coqueteos, probablemente yo no sería así con él. Sabía que tampoco debía de ponerme demasiado coqueta, pues yo ahora estaba con Arcturus, aún cuando no podíamos hacerlo público.

- Pues no tengo que hacer algo en particular...¿tú tienes alguna idea? - pregunté sin borrar mi sonrisa.

Noté cómo Rosier seguía paseando por ahí y yo no podía evitar ponerme un poco nerviosa al respecto, nerviosa y algo inquieta por saber qué es lo que andaba pasando por esa cabecita suya. Él se me acercó un poco y yo me incliné hacia adelante un poco.

- Vamos Rosier, por más malévolos y retorcidos, ambos sabemos que no te atreverías a dañarme ¿o sí? - le pregunté mirándolo con una sonrisa coqueta, pero a la vez algo perversa.

Él se acercó más y yo crucé mis piernas mientras mordía mi labio inferior en un gesto meramente provocador. ¿Así que me libraba por tener un hermano en Slytherin? Bueno, también era bien sabido que Remus y James eran más uqe sobreprotectores conmigo, muchos chicos ni se me acercaban por ellos.

- Y...si no tuviera un hermano en Slytherin ¿qué harías conmigo, Rosier? - pregunté con coquetería

Me di cuenta de cómo Mark evadió mi pregunta con gran inteligencia, sin embargo yo decidí dejarlo pasar, prefería no saber si sería o no capaz de dañarme, cualquiera diría que por su familia, dañarme o matarme serían sus primeras opciones, pero no entendíap or qué el juzgar a la gente por su apellido, el apellido no dictaba el futuro de las personas...como quería pensar que sucedía con Arcturus.

Mark se me acercó peligrosamente y yo sentí un nudo de expectación en el estómago. Él dijo que no haría nada que yo no quisiera y tuve que reprimir un suspiro de resignación, yo quería un beso, pero él se había apartado antes siiquiera de que hubiera algún roce. Claro que en el momento en que lo pensé me sentí terriblemente mal, egoísta y ligera. ¿Yo iba a dejar que él me besara cuando Arcturus no podía hacerlo? Sabía que él coqueteaba con medio cuerpo de estudiantes femeninas, pero jamás había besado a ninguna y no quería ser yo quien iniciara con estas cosas.

- Bueno, me alegra oír eso, pero no puedo decir lo mismo - dije con una maliciosa sonrisa y en un instante ya estaba haciéndole cosquillas.

Sabía que Mark era un prefecto y que, siendo de las casas rivales en Hogwarts, todo mundo esperaría que nos lleváramos mal o que al menos yo sería un poco más respetuosa o cuidadosa con él, pero sabía que con Mark podía permitirme ser un poco más libre, aunque tampoco demasiado, pues también debía de tener cuidado, al fin y al cabo, era un Slytherin.

De todos modos lo escuché reír mientras le hacía cosquillas y cuando me detuvo las manos con las suyas, yo me quedé callada y lo seguí mirando con mi carita de angelito, sabía que esa me sacaba de muchas y afortunadamente Mark no la había visto lo suficiente como para saber que se trataba de un chantaje emocional.

- Lo lamento Markie, no sabía que te molestaban tanto las cosquillas - me disculpé poniendo mi carita más triste y tierna. Él me dijo que ahora entendía por qué me castigaban tanto y yo seguí mirándolo del mismo modo, aún vbiendo un esbozo de sonrisa - Es que no me comprenden

Mark alzó una ceja y yo seguí mirándolo con una tierna e inocente sonrisa, sabía que eso no me iba a salvar siempre, pero por ahora aprovecharía que Mark no sabía de todas las tretas que conocía para librarme de castigos o de que me bajaran puntos. Él me dijo que las cosquillas no lo molestaban tanto, sino que era más bien el hecho de que yo, una Gryffindor indefensa, se las hiciera a un prefecto de Slytherin que vigilaba mi castigo. Me soltó las muñecas y yo fui modificando mis epxresiones a una más triste.

- Lo lamento, sólo quería hacerte pasar un buen momento, ¿vas a bajarme puntos por ello? - pregunté poniendo mi más triste e inconsolable expresión, ésa que ni mis hermanos podían resistir.

- Yo soy buena, Mark, quizás no sea la mejor estudiante, pero de verdad hago mi esfuerzo - le repliqué mientras me iba a sentar a una banca y sacaba pergamino, pluma y tinta, empezaría mi trabajo de Snape, ahora que tenía algo de tiempo libre.

Noté con gran satisfacción como Mark caía ante mis lindos ojitos, así que seguí con mi expresión para que luego no hubiera que ya no creía en ella. Cuando él acarició mi mejilla, sentí como mis mejillas ardían y yo lo miré algo apenada, pero con una ligera y tímida sonrisa.

- No iba con mala intención y prometo ser más...cuidadosa y respetuosa con usted, querido señor prefecto - dije sonriendo con algo de picardía y luego le acomodé su corbata verde de Slytherin.

Él me observó mientras yo hacía mi tarea y me preguntó si odiaba la materia, yo me alcé de hombros, la matería me gustaba, pero no me gustaba que la impartiera Snape, además mi materia más odiada no podía ser ocupada por nadie que no fuera Bennett.

- En realidad la materia me gusta mucho, pero que Snape la imparta no tanto...además, si me preguntas de materias que en verdad odio, pues obvio que CCM

Me reí cuando Mark dijo que le gustaba pero que no creía del todo que yo fuera a ser tan respetuosa y cuidadosa. En ese momento pensé en despeinarlo un poco, pero demostraría que él tenía razón, así que me decidí por una acción más dulce y me acerqué a besar su mejilla y a sonreírle de manera tierna.

- Me ofende que dude de mí señor prefecto - dije mientras seguía sonriendo, pero no pude contenerme a guiñarle un ojo de manera divertida.

Quizás Mark tenía algo de razón, con Snape dando Defensa era más probable que no hubiera tantos cambios, en mis seis años cada curso estrenábamos maestro y era una terrible inconsistencia. Al hablar de CCM, fruncí el ceño al oír que Mark decía que Bennett era una alegría para la vista. Esa mujer no me agradaba para nada.

- Pues yo no se qué lel ven, es una horrible...bruja - dije mientras dejaba mi pluma sobre la banca, siempre hablar de ella me ponía de un humor terrible.